ORDEN MERCEDARIA

España, 1180 – 1215 d.C. En aquel tiempo la cuestión social más dolorosa era la esclavitud que muchísimos cristianos sufrían de parte de los mahometanos. Estos piratas llegaban a tierras donde había cristianos y se llevaban a todos los hombres que encontraban. Las penalidades de los prisioneros cristianos en las tenebrosas cárceles de los mahometanos sobrepasaban lo imaginable. Y lo más peligroso era que muchos perdían su fe, y su moralidad se dañaba por completo.

Pedro Nolasco, nacido en 1189, en Mas-des-Saintes-Puelles, Francia. Se une al ejército de Simón de Montfort durante el ataque a los Albigenses. Fue designado tutor del joven rey Jaime I de Aragón, que había accedido al trono después de fallecer su padre, Pedro II, muerto en la batalla de Muret. Pedro Nolasco siguió a su pupilo hasta la capital, Barcelona, en 1215.

A partir del año 1192 algunos nobles de la ciudad habían formado una confraternidad con el fin de cuidar a los enfermos en hospitales y también para rescatar a los cristianos cautivos de los musulmanes.

Pedro Nolasco tuvo una visión de la Santa Virgen en la que le pidió que fundase una orden dedicada especialmente a la redención de cautivos. Su confesor, San Raimundo de Peñafort, el canónigo de Barcelona, le alentó y asistió en este proyecto al tiempo que el rey Jaime I le ofreció su protección.

Los citados nobles ya se habían convertido en los primeros monjes de la orden y habían establecido su cuartel general en el convento de Santa Eulalia de Barcelona, erigido en 1232.

La orden fue aprobada primero por Honorio III y después por Gregorio IX (1230), ésta última a petición de San Raimundo Nonato presentada por San Pedro Nolasco, concediéndose la Bula de confirmación la cual prescribía la regla de San Agustín, la nueva regla incluida en las Constituciones (1235).

San Pedro fue el primer superior adoptando el título de General e instituyó el oficio de Redentor, título dado al monje enviado a las tierras de los musulmanes para tratar el rescate de presos.